24 de marzo de 2007

III. a

III


a veces pienso en mi nombre, nunca me gustaron las flores -ninguna-. no siento frío, pero el sol ya no me recuerda a nada. el olor de la madera vencida, del rocío, el árbol. podría descubrir por mi misma el estado holgado de las cosas; están, y alrededor de su eje de objeto hay un aire siniestro. ni el árbol me recuerda a un árbol, ni el rocío al agua, ni la madera a un mueble tibio. todo está marcado por alguien más. esta fue mi casa. ahora extranjera de visita, me muerdo los labios y llamo. me responde una carcajada que me hace temblar.

21 de marzo de 2007

II


la destroza, pero no lo sabe, no lo sabe. hay un funeral y ningún cadaver. sin embargo, algo le susurra, algo se detiene en el aire y oye. pero ella no habla. la muerta era alimento de los pájaros. y no supe cuánto, cuánto tiempo me saborearon las luces del alba...


19 de marzo de 2007

I


que vengas a morir a la sombra, pero no mires (no te antecede nadie). oimos como suena la muerta dándose palmadas a oscuras. las dos tapamos los cristales, Amapola, y alzamos la vista para despedirte. una nena muy chiquitita y que no tendría q sufrir, está sufriendo... y no sé puede hacer nada para que se deje de sentir asi. somos dos, nadie más nos tiene, nos tenemos. tomamos té abrazadas frente a la ventana del este del mundo. se enfría. querés, Amapola... querés?