la escuché decir tantas veces que se sentía sola, pobre, maquillada. tontita Amapola, deberías haberte muerto cuando te parí. eso que llamás justicia es un resbaloso lujo que acá no nos damos. de pies y manos, así. tu gracia cayó en desuso como este dios del cielo: con celeridad macabra. de pies y manos, así. y ya no me intimida ese desconsuelo que llorás. otra vez el aleteo te distrae, y los espejos y las ranas del patio que pasean bajo la lluvia. pero esto que moldeo, que exhalo mirándote, es un suspiro, querida. a tu salud.